Mil y una palabras

Debo tragarme mil y una palabras, aquellas que dije sin ningún reparo, haciéndolas prisioneras entre mi piel. Me comeré mis miedos a querer, me beberé tus lágrimas por un amor mal curado, y aún así me quedaré con apetito para un beso tuyo más.
Como era de esperar, el sabor es amargo, lleno de podridos pensamientos y de duro rencor ya caducado.
Pero no importa.
Prefiero tomarlas ahora y así vivir un aquí y ahora junto a ti.
Las tomaré una a una para saborearlas, para reconocer su origen, su "porqué", me las sirvo en un plato, las acompaño con té.
Siento como bajan por mi garganta, están frías. Duele.
No es una obligación, por favor sé consciente de ello, no lo hago por ti, lo hago por mí. Te lo seguiré repitiendo aun cuando ya lo hayas comprendido. Entre susurros fuertes, hasta que las palabras se hayan desgastado.
Un sorbo de té caliente entre una y otra, para ayudarlas a descender más rápidamente. Mil y una palabras después, me encuentro con animo, con ganas de sentir, ahora esta vez de verdad y de sonreír a tu lado.
Aunque si me he de sincerar debo decir que esperaba sentirme más saciado:
+¿Por casualidad, no te quedará un beso tuyo más para degustar verdad?